Cómo, a qué y a dónde vamos a volver

Por José Aguerrebere

¡A volver! ¡A volver! ¡Vamos a Volver!

Cantado por miles de voces, en lo largo y ancho de la Patria y en cuanta oportunidad nos
pareció propicia. Y seguirá siendo cantado como desde la primera vez, como el primer grito
de resistencia al macrismo de los que vivimos las presidencias de Néstor y de Cristina
desde el campo nacional y popular.
Primero, inmediatamente después de la derrota, como resistencia a lo que nos pareció que
se vendría. Ahora como resistencia a la destrucción y a la pérdida de derechos que ya
conocemos y que sabemos que continuará profundizándose hasta que ganemos las
próximas elecciones.
Pero más allá de la consigna, nuestro deber como militantes de la causa nacional y popular,
en especial los que conocimos y participamos de las resistencias a las tres ultimas
dictaduras y a las experiencias neoliberales durante la democracia, es preguntarnos y dar
respuestas efectivas a las tres preguntas del título: cómo vamos a volver y a qué y a dónde
lo haremos.
Cómo volver
La única forma de volver es construyendo la unidad de las fuerzas nacionales y populares,
una unidad con capacidad de derrotar en las urnas al proyecto neoliberal.
Esa unidad hace imprescindible y debe comenzar por la unidad del peronismo, más
especialmente de las bases peronistas, toda vez que algunos dirigentes que todavía se dicen
peronistas han traicionado las banderas de una Patria Justa, Libre y Soberana, con
Memoria, Verdad y Justicia.
No tengo fórmulas, pero seguramente, cada uno de nosotros puede exigir a nuestros
dirigentes más inmediatos que esta cuestión sea tratada y debatida en modo prioritario en
cada reunión que mantengamos en cada lugar de militancia; también que el tema de la
unidad sea objeto de reuniones plenarias en cada agrupación y que estos plenarios se
extiendan en modo progresivo pero sin pausa a otras agrupaciones que actúen en nuestro
territorio, sindicato o frente de trabajo.
Como dije, no tengo fórmulas, pero creo firmemente que el proceso de unidad requerirá de
la humildad y el renunciamiento de los dirigentes y agrupaciones con menores
posibilidades de liderar este proceso y que lo acompañen sin generar rupturas que atenten
contra el objetivo final; también requerirá de todos nosotros, no sólo de los dirigentes, de la
capacidad de escuchar, entender y tomar en cuenta otras posiciones diferentes de las
nuestras, incluyendo las minoritarias, así como de elaborar formulas superadoras de las
diferencias.
Me animo a decir, casi con certeza, que la unidad podremos construirla dejando de lado las
diferencias dogmáticas y poniendo en primer lugar y en modo prioritario la búsqueda y
construcción de las coincidencias programáticas necesarias para elaborar y difundir al
conjunto de la ciudadanía nuestras propuestas de gobierno.
La unidad del peronismo, y por ende de las fuerzas nacionales y populares, sólo surgirá de
la presión de las bases y de dirigentes dispuestos a renunciar a los honores, pero no a la
lucha ni al trabajo, como bien dijo nuestra compañera Evita; caso contrario tendremos que
conformarnos con fórmulas ya fracasadas, que resulten de las componendas entre
dirigentes y que muy posiblemente nos lleven a repetir la derrota.
Comencé diciendo que la forma de volver es mediante un triunfo electoral. Sin embargo
podrían existir dos imprevistos que nos obligarían a hacernos cargo del desastre macrista
antes de las elecciones de 2019: una fuerte suba de las tasas de interés en EE.UU., que
impida el financiamiento del gobierno y una eventual crisis mundial producto del
enfrentamiento entre China y EE.UU por imponer sus respectivas divisas como base del
comercio mundial (el petroyuan con respaldo en oro vs el dólar estadounidense).
Ninguno de estos imprevistos nos conviene: es preferible que el neoliberalismo caiga
rotunda y definitivamente por su propia ineptitud y no con la excusa de eventos externos,
que facilite su futuro retorno.

A qué vamos a volver

Por principios y vocación política vamos a volver a completar nuestro proyecto, sin repetir
los errores que cometimos. Esto significa volver mejores, más organizados y con mayor
capacidad de escuchar y de entender cuáles son y como satisfacer las necesidades del
pueblo.
Fácil decirlo, pero complejo de desarrollar, toda vez que significa ni más ni menos que
comenzar a trabajar en una propuesta de gobierno factible, realista y atractiva para la gran
mayoría de los argentinos.
Para iniciar esa construcción tenemos que tomar como guía dos cuestiones fundamentales:
primero nuestros principios de justicia social, soberanía política, independencia económica
y de memoria verdad y justicia; la segunda cuestión, será evaluar y tomar en cuenta las
enormes limitaciones con que nos encontraremos, tema que trataré más adelante.
¿Cómo construir nuestro programa? Y ¿cuales deberían ser sus ejes principales?
Una forma posible de iniciar ese debate sería que cada uno prepare e intercambie con los
demás compañeros su propio listado básico de 10 puntos que crea más importantes.
Con ese intercambio podremos debatir cual será el contenido de nuestra propuesta, cómo
evaluar la factibilidad política, económica y social de cada punto, y cómo establecer las
prioridades del caso.

Sigue mi propio listado:

1) Difundir tan pronto sea posible y en modo previo a las elecciones el estado
devastación en que el neoliberalismo está dejando a nuestra Patria, convocando a
todos a la reconstrucción nacional;
2) Incrementar en modo progresivo, pero sin pausas el mayor nivel de consumo de las
clases populares que sea factible;
3) Impulsar la creación de puestos de trabajo, en particular favoreciendo la inversión
PYME y el cumplimiento de inversiones de las empresas ya favorecidas por los
tarifazos;
4) Restablecer los derechos eliminados y revisar los concedidos por el macrismo,
comenzando por los de mayor carácter simbólico y por los de mayor impacto y
menor esfuerzo económico;
5) Actualizar y poner en vigencia efectiva la Ley de Medios;
6) Democratizar la justicia;
7) Actuar en modo efectivo contra la corrupción, de cualquier signo y sector que sea;
8) Reconstruir los lazos con los países latinoamericanos para restablecer la Patria
Grande;
9) Replantear la inserción de Argentina en el mundo según nuestros propios intereses,
incluyendo la recuperación de Malvinas;
10) Evaluar la viabilidad de una reforma constitucional que evite en lo sucesivo la
suspensión y/o cancelación de derechos adquiridos, y en su caso realizarla.

Con qué nos encontraremos al volver

No sólo encontraremos las limitaciones de una economía destruida y una deuda externa de
dimensiones catastróficas.
Lo peor de todo es que encontraremos una sociedad desolada, con mucha destrucción de
los lazos de solidaridad y los puentes que la unían, con mucha frustración y desesperanza.
Ese estado del ánimo social nos impondrá múltiples desafíos: para muchos nuestro retorno
significará grandes expectativas de volver inmediatamente al bienestar de nuestros
gobiernos pasados y a las que no podremos responder con la velocidad deseada; para otros
significará la posibilidad de volver a formar parte de un programa que apunte al bien
común; finalmente, para una minoría bastante importante nuestro regreso significará un
gran retroceso político y el inicio de una cerrada etapa opositora.
Para responder a los primeros tendremos que moderar sus expectativas, pero mostrando
muy claramente, que en la medida de las reales posibilidades vamos a cumplir nuestras
propuestas electorales y recorrer ese camino en el tiempo más corto que sea posible. Y que
para ello requeriremos de todo su apoyo y esfuerzo.
A los segundos habrá que convencerlos e incentivarlos a concretar su participación en el
proyecto nacional y popular, mostrándoles que ese camino es el único que les permitirá
sumarse a la construcción de la grandeza de la Nación y ser parte de ella.
Finalmente, a los terceros tendremos que combatirlos con todas las herramientas que la
democracia pone a nuestra disposición; la finalidad de ese enfrentamiento no será la muy
poco probable tarea de convencerlos, sino que fundamentalmente que podamos
mostrarlos ante los primeros y los segundos como los que sólo y en todo momento
persiguieron sus propios y mezquinos intereses sin importar el bien común, al punto que
en innumerables oportunidades atentaron contra los intereses de las grandes mayorías e
inclusive contra la soberanía nacional.
Espero que estas líneas sean de utilidad para el debate y para la construcción de la unidad y
de nuestras propuestas para el 2019.

08,03,18

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